Vida, mi vida, déjate
caer, déjate doler, mi vida, déjate enlazar de fuego,
de silencio ingenuo, de
piedras verdes en la casa de la noche,
déjate caer y doler, mi
vida.
Poema 35

Había publicado sus primeros libros en los cincuenta, pero
sólo a partir de Árbol de Diana (1962), Los trabajos y las noches (1965) y
Extracción de la piedra de la locura (1968), encontró Alejandra Pizarnik su
tono más personal, tributario al mismo tiempo del automatismo surrealista y de
la voluntad de exactitud racional. En esa tensión se mueven estos poemas
deliberadamente carentes de énfasis y muchas veces hasta carentes de forma,
como anotaciones alusivas y herméticas de un diario personal. Su poesía,
siempre intensa, a veces lúdica y a veces visionaria, se caracterizó por la
libertad y la autonomía creativa.

Su poesía
La poesía de Pizarnik es surrealista, sin embargo no se encasilla
fácilmente en ningún movimiento dentro de su generación y la poeta no tuvo
interés en la poesía comprometida que se escribía en Argentina durante estas
décadas de tensiones políticas. El rasgo que más destaca de su poesía es el uso
de imágenes ilógicas y oníricas. También emplea el simbolismo, lo cual muestra
la influencia de los simbolistas franceses que leyó en su adolescencia,
incluyendo a Rimbaud, Verlaine, Mallarmé y Lautremont. Su estilo se caracteriza
por la economía verbal y la búsqueda del lenguaje exacto. Las imágenes
surrealistas y los símbolos ilustran los temas existenciales. Para finalizar unas palabras de Julio Cortázar a Pizarnik :
Algunos de sus poemas para quedarnos con ganas de más.
LA ÚLTIMA INOCENCIA
Partir
en cuerpo y alma
partir.
Partir
deshacerse de las miradas
piedras opresoras
que duermen en la garganta.
He de partir
no más inercia bajo el sol
no más sangre anonadada
no más fila para morir.
He de partir
Pero arremete ¡viajera!
SOMBRAS DE LOS DÍAS A VENIR
a Ivonne A. Bordelois
Mañana
me vestirán con cenizas al alba,
me llenarán la boca de flores,
Aprenderé a dormir
en la memoria de un muro,
en la respiración
de un animal que sueña.
QUIÉN ALUMBRA
Cuando me miras
mis ojos son llaves,
el muro tiene secretos,
mi temor palabras, poemas.
Sólo tú haces de mi memoria
una viajera fascinada,
un fuego incesante.
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