Les cuento un secreto: escribo
esencialmente para mí.
Las palabras son como hermanas que me ayudan
a exorcizar los malos momentos y multiplican los buenos.
A veces no salen fácilmente, y otras salen con la rapidez de un suspiro,
salen como versos, rimas, prosa o sin estructura;
algunos bellos, algunos torpes y otros ingenuos.
Poner palabras a los sentimientos no siempre se puede
y es un desafío constante, es recrear la vida
en su complejidad y en su belleza.
Es para mí una alegría ver como las palabras cobran vida,
viajan y llegan a lugares imposibles donde yo no llegaría jamás,
para alguien que quizás buscaba esa palabra.
Las personas se las apropian, las hacen suyas
y encuentran en ellas un espejo, un sentimiento, una fe o una pasión.
Las palabras curan y ese es el principal motivo de mis escritos.
Simplemente Carmen