viernes, 18 de diciembre de 2020

Palabras para mis alumnos/as


 Rumores me llegan: que no realizan nada, 
apáticos esperan que este tiempo pase, 
que pase la tormenta, 
que pase esta pandemia 

Pero a pesar de los cambios tuve el privilegio
de conocerlos de manera diferente, 
de una manera más humana. 

A alguien le gusta el básquet o el futbol,
 y sueña con volver a las canchas. 
A otra le gusta tocar el violín, 
dibujar, pintar, escribir, 
escuchan canciones: un reguetón, un rap, 
quizás un poco de rock. 

Leer la materia, quizás no ahora 
tienen que cuidar a su hermano menor. 
Pero si ver la novela, o su serie favorita.
 y soñar en futuro, hacer su propia filmación.


Jugar al ajedrez, mover las piezas 
para hacer jaque mate al aburrimiento.
Bailar de todo: clásico, flamenco 
y hasta un reguetón. 

A veces nuestros prejuicios 
no nos dejan conocerlos; 
tienen sueños, amores,
desamores, encuentros.

Tal vez no harán lo que nosotros 
ya mayores queremos, o como nosotros lo hicimos,
 tal vez hagan de este lugar un mundo mejor. 

Para mis alumnos y alumnas que llegue  
conocer en este año dos mil veinte.

Tu profe Carmen


domingo, 13 de diciembre de 2020

De la sagrada concepción al aborto legal

"María, María es un don
Es el sueño, el dolor
De una fuerza que nos alerta
Una mujer que merece vivir
y amar como otra mujer del planeta"
Milton Do Nascimiento/Fernando Brant

       Esta es una reflexión que parte de la cultura cristiana en la cual me crie, pero también desde mi personalidad hereje. Esta es una interpretación personal de pasajes bíblicos, pueden compartirlas o dejarlas de lado.

Voy a partir de la más sagrada de las concepciones que están en la Biblia, la de Jesús: el Evangelio de Lucas (1, 26-28) nos cuenta que el ángel Gabriel se presenta a una muchacha -su condición de “virgen” será destacada con el correr de los siglos y será trasladada a toda mujer, pero eso es otro tema- lo que Lucas nos quiere mostrar es el hecho sobrenatural y sagrado de la concepción de Jesús, ya que no es fruto de la intervención del hombre. Desde la antigüedad los héroes o los hijos de los dioses tenían una historia de su origen, casi siempre vinculada a una violación de parte de un dios a una mujer. Pero la diferencia entre estos dioses y Yahvé es que este último no viola a la mujer, sino por lo contrario dialoga con ella. Busca que María entienda y sobre todo que dé su consentimiento, porque el libre albedrio es lo que nos hace humanos desde el comienzo de los tiempos.  Quizás aquí tenemos nuestro primer mensaje, Dios no ve a María como una simple incubadora, sino que ella tiene voz ¡y vaya que voz! La oiremos cantar sus maravillas (Lucas 1, 46-56). Ella entiende y sabe en qué lio se está metiendo, pero acepta con total libertad, y no solo va a ser protagonista en el nacimiento de Jesús, sino que, a pesar de sus propias contradicciones, acompañará a su hijo hasta el final (Juan 19, 25-27).

Pero para entender el contexto social, no podemos olvidarnos que María vive en una sociedad patriarcal y machista, si era descubierta en adulterio, ya que ella estaba comprometida, tranquila y legalmente podía ser apedreada (Ex 20, 14 Lev 20 10, Prov 6, 10 -7, 27), y así se acabaría la historia de María y el fruto de su vientre. Y así acabarían con las dos vidas. Esto bien lo sabe el evangelista Mateo, que escribe para una comunidad proveniente del judaísmo, por eso allí el protagonista es José, hombre justo, que, aunque fuese recto, planea dejarla, quiere decir darle un acta de divorcio, lo que indicaba que María se quedaría en su casa, como una persona de segunda y con otra boca para alimentar, sería una carga para su familia paterna y, tal vez, eso la llevaría a la indigencia. Entonces aparece el ángel que convence a José de aceptar a María y a su hijo. En este caso vemos como Dios, a través de sus mensajeros, se preocupa por el bienestar tanto de María como de Jesús. Y de esta manera, ya reconocidos y aceptados se encuentran a salvo. Resumida así nomás es la concepción de Jesús.

Ahora se acerca la fiesta de la navidad en la cual se conmemora su nacimiento, y en Argentina se debate sobre la Interrupción voluntaria del embarazo.  Un tema delicado, un tema controvertido, un tema con el cual cada uno/a ya tiene un posicionamiento, pero mientras tanto, muchas mujeres mueren por abortos clandestinos, no voy a ponerme a discutir el número porque es un acto que no es público, ya que no hay estadísticas, pero todas y todos conocemos a alguien que lo haya practicado, si tienen dinero para pagar una clínica sobreviven, sino sufren complicaciones de salud y la cárcel porque es considerado un delito.

Una de las razones fundamentales por la que muchos se oponen al aborto legal es la cuestión religiosa, y si me preguntan a mí, criada en una familia religiosa, durante mucho tiempo pensé que es una práctica maldita y de excomunión, pero con el tiempo aprendí que no todo es “blanco o negro”, y se puede pensar este tema de una manera más amplia, primero dándome cuenta que no todas las mujeres tienen mis creencias. Pero podemos dar un pasito más: si Dios pide a María su consentimiento, le da voz, entonces, son las personas gestantes las que deben opinar si quieren ser madres o no. Dejemos que ellas decidan, si quieren continuar con el embrazo, acompañemos como lo hizo José a las que no pueden tener el sustento.  Y a la vez, no criminalicemos a la mujer que, por diversas razones. no quiere continuar con su embarazo, hagamos que tenga el acompañamiento necesario y que no pierda su vida en ello.

Esta no es una cuestión de qué pienso yo y obligo a todas que actúen como quiero, o como según considero que es lo correcto. Creo que Dios no obligó a nadie a ser madre, pero principalmente esta es una cuestión de salud, para que las mujeres en los peores casos no mueran; y también es una cuestión de derecho, para que nadie decida por ellas.



Este es un aporte para seguir pensando, de ninguna manera es un debate cerrado, siempre que el dialogo se realice con respeto. Desde mi modo de pensar: dándole voz a las mujeres, participación, derechos y salud, también estoy defendiendo la vida.

Carmen Alegre 

Doce años

  Han pasado doce años, tuvimos tres gatos, dos hijos por un rato, una casa que no es nuestra, una perra petizona tres bicicletas y ...