Parezco una hoja que la mueve el viento,
pero sé que tengo un destino,
soy una pequeña hebra
en esta trama de la vida.
Mis antepasadas me miran y sonríen,
ellas también fueron rebeldes en su tiempo
y me dejaron como herencia la lucha y la fe.
Una fe que no necesita responderme con milagros,
pero es el motor que me impulsa en este caminar.
He presenciado el milagro de la solidaridad,
y también la indiferencia de quienes más esperaba.
La esperanza es tan poca cosa y a la vez tanta,
que sigo siendo una hoja movida por el viento,
pero sé que tengo un destino y es ser feliz.
Simplemente Carmen
San Juancito Corrientes, 2002 |
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