viernes, 30 de diciembre de 2016

Violencia, Mujer y Biblia


Hoy en día escuchamos el tema de violencia hacia las mujeres en casi todos los medios de comunicación. Parece que es una moda: femicidios, violación y maltrato. Pero lamentablemente es una triste realidad, en Argentina es asesinada una mujer cada 30 horas, en manos de conocidos, ya sea su marido, pareja o por algún desconocido que se creyó dueño de su cuerpo y de su vida. Como hablar de violencia sin sentirse conmovida por todas aquellas mujeres que fueron asesinadas. Ahora mientras escribo, una muchacha de dieciséis años es drogada, violada, torturada y asesinada salvajemente por dos hombres.  Y así muchas: quemadas, mutiladas, y arrojadas como basura. ¿Qué clase de sociedad es la que realiza estos hechos espantosos? ¿Podemos hacer algo más que indignarnos? ¿Cómo salimos de este círculo violento? ¿Cómo ayudamos a las mujeres a no ser presas de ese macho que se cree capaz de dar vida o muerte? ¿Cómo formar una sociedad  igualitaria, pero a la vez  respetuosa de las diferencias? Estas preguntas me llegan antes de hablar de la violencia de las mujeres. Y para plantear este tema, voy a recordar un encuentro que se realizó en Quilmes, sobre Violencia, Mujer y Biblia[1],  rescatando algunas cuestiones que se plantearon allí, no para el ayer sino para hoy.
Me gusta la idea de la Biblia como un álbum de fotos realizados por Dios y el pueblo, en donde no deja de estar presente la esperanza, los conflictos, la lucha, las contradicciones y la violencia.  Vamos a rescatar una fotografía muy antigua, del tiempo de los patriarcas, y una figura de la que se habla poco: Agar, la esclava egipcia de Sara, a la que Abraham echó de su casa.  Los textos donde encontramos a Agar son Génesis  16,  1-15 y 21, 8-19. Siempre es un desafío leer un texto porque está relacionado con un antes, un después y el ahora. En la Biblia todo está conectado: La frase clave es: Dios escuchó tu clamor, por eso el Dios de Agar es el Dios de la liberación. Más tarde será Dios mismo el que rebele esto a Moisés. Por lo tanto, Dios no es un Dios imparcial, es un Dios que VE. Podemos recordar que Agar es una mujer, extranjera, maltratada, embarazada y huyendo. En el segundo texto,  ella es echada de la casa con el niño pequeño, y Dios no quiere eso, Dios no está con el maltratador, es un Dios que interviene al escuchar el grito del pequeño y el llanto de la mujer. Eso me hace pensar en cuantas casas donde hay violencia sucede esto, los golpes,  el maltrato, el llanto de los niños ante esa situación… Es bueno pensar también que Dios no quiere esa situación, le hace la misma promesa a Agar que a Abraham, sin pedir nada a cambio, un Dios gratuito que no pide sacrificios. A Abraham le pedirá circuncisión, que vaya de aquí para allá; y con respecto a Agar, sólo vera su sufrimiento, el llanto del niño, y le promete que será madre de un gran pueblo. Cuan diferentes son las dos situaciones: Agar deja lejos a su hijo porque no quiere verlo morir, y Abraham no sólo está dispuesto a verlo morir sino a matarlo; en los dos interviene el ángel de Dios en favor de la vida.  Agar es esa memoria que luego se rescatara en el Éxodo, pero estaba allí, esclava, extranjera, mujer, y Dios que interviene a su favor, solidariamente, gratuitamente, que ve, que escucha y está en favor del que sufre,  Dios será EL Roy, él que ve.
Segunda fotografía: la del tiempo de los jueces, este es un período diferente del pueblo. Cada tanto, en ese pequeño libro se dirá: “no había rey en Israel y cada uno hacia lo que le parecía bien”. Pareciera que como no hay rey no hay opresión, pero en  los últimos capítulos de este libro vamos a encontrar dos historias (Jueces 17-21): una, de un hombre llamado Miqueas y de su madre, que quiere hacer un altar a  Yahvé. En esta pequeña historia vemos cómo la religión pasó de la casa y de las manos de las mujeres a los levitas y sacerdotes administradores de lo sagrado. En el capítulo 19 comienza otra historia, precisamente la de un levita con su mujer, esta decide irse de la casa; una versión dirá que ella le fue infiel, otra, la versión de la biblia griega dirá que ella se cansó de sus golpes. Lo que sabemos es que ella decide irse, cosa rara para ese época, podríamos sospechar que ella huye de la casa del levita, y regresa a la casa paterna. El levita no se queda con los brazos cruzados, sale a buscarla, llega a la casa paterna y después de cinco días de hablar amigablemente con el padre, regresa con su mujer. Es decir, el padre se la regresa, ella ya no tiene un lugar seguro donde estar. En el camino, les agarra la noche y se quedan en Guibea, ciudad de los benjaminitas, precisamente se quedan allí por ser una ciudad hebrea, y esperan en la plaza hasta que alguien los albergue. Pero los hombres de la ciudad quieren violar al levita, quien le da hospedaje ofrece su mujer y su hija para que se entretengan pero, el levita, para resolver el problema, agarró a su mujer y la echó afuera. Ellos la violaron toda la noche, al amanecer, ella busca refugio en la casa y cae muerta en el umbral de la puerta. Cuando se levanta el levita y la ve le dice: “levántate que nos vamos”, pero al ver que estaba muerta, alza el cuerpo, lo lleva a su casa lo descuartiza, no con cualquier cuchillo sino con el cuchillo de sacrificio,  lo corta  en doce pedazos, y llama a una guerra, porque le han quitado su propiedad. Y en la guerra asesinan a todas las mujeres benjaminitas, y la violencia se multiplica.  Las mujeres son la que se oponen a este sistema religioso y son precisamente las que terminan muertas.  Estas son algunas de las páginas más sangrientas de la Biblia, vinculándolas con la realidad, podemos ver cómo el machismo mata, se cree dueño de la vida de las mujeres, y decide qué se hace con el cuerpo de las mujeres. Hoy vemos que se las trata de la misma manera, se las viola, maltrata, asesina, se las corta, quema, arroja a la basura, y cómo, a partir de los medios de comunicación, se  multiplica, por eso es imprescindible cortar con la violencia, desde todos los aspectos, lo social, lo educativo  y una religión que promueva la igualdad,  y la vida.
Conclusión.
Este fue un pequeño recontó de algunas fotografías del Antiguo testamento, pero no podemos olvidarnos  que el mayor de los justificativos de la violencia es Eva; ella será la máxima figura para justificar el statu quo de la sociedad, nadie recuerda que Adán también comió del fruto y le gustó,  pero, más allá de eso: ¿habrá sido así?  podemos pensar con qué motivos se escribieron estas páginas, podemos sospechar que en la época que se escribía seguía estando la memoria subversiva de las mujeres, ese canto del Dios liberador de María, ese Dios que no pide nada a cambio de Agar, ese Dios justiciero de Ana, y que, callar a las mujeres por pecadoras, por tentadoras, por hijas de Eva, era la respuesta a esa memoria subversiva. Bueno, podemos sospecharlo por lo menos para no tomar las páginas literalmente, para salir del círculo de la violencia, para tener voz, para recuperar nuestra memoria, para no ser la mujer del levita que es sacrificada por la sociedad machista. Este fue un pequeño recorte de nuestra memoria, todavía nos falta recuperar la igualdad en la pareja, que vuelven al paraíso como en el Cantar de los cantares, ver la manera de solidarizarnos entre nosotras como en Rut, saber que somos fuertes, que con mano de mujer venceremos como en Judit, cantar las maravillas de una sociedad más justa como María de Nazaret, ser discípulas hasta la cruz y anunciar que la resurrección es posible, aunque nos llamen “locas”, “pecadoras”, “prostitutas”, aunque nos manden a callar, si nosotras calláramos las piedras hablarían. Pero se necesitan  todas las manos, todas las voces, para poder vencer al dragón y dar luz a un nuevo pueblo, una ciudad nueva, donde haya fiesta y alegría donde no haya lugar para lágrimas ni muerte.
Carmen Alegre
Página Valdense, noviembre 2016
Marcha Ni una Menos





[1] Gallazzi, Sandro, Violencia Mujer y Biblia, Buenos Aires, Tecepe, 1996

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Doce años

  Han pasado doce años, tuvimos tres gatos, dos hijos por un rato, una casa que no es nuestra, una perra petizona tres bicicletas y ...