domingo, 5 de julio de 2020

Reflexión

Hace rato que no escribo, tal vez las palabras quedaron mudas. Tal vez, este sea el comienzo, de palabras que andan dando vuelta y quieran ahora salir a la luz. 
Quiero  compartir una pequeña reflexión. Me gustan las plantas sobre todo las que tienen flores, alegran perfuman y a ellas les cuento mi penas y alegrías. Tengo en balcón varias de ellas, todas con su historia, su nombre. Para mi sorpresa una tarde los últimos calores de este invierno tan raro las visito un picaflor. Yo estaba desde mi ventana hasta que de pronto escuche su aleteo, fue instante. Y después simplemente se fue. Cuenta la leyenda que un picaflor es el alma de tus tus seres queridos que te visitan. 
En estos tiempos extraños que vivimos, donde todo se compra, también hay disponibles bebederos para picaflor. Los atraen porque tienen agua con azúcar. Y ya tenes disponible cuando quieras en tu jardín los picaflores que quieras, sin necesidad de plantar una flor. Pero finamente, haces más mal que bien, según los especialistas en flores están haciendo que los picaflores presenten problemas de salud, hasta diabetes, hasta la muerte por intoxicación si no se limpia bien el recipiente. A este negocio no le importa, solo vender el producto. Sabemos que el mundo es así todo se vende y todo se compra hasta la idea de que picaflores visiten tu jardín.
Pera hay algo que el dinero no puede comprar y es la sorpresa. Ese ese instante que no esperabas, ese encuentro, esa sonrisa, esa ayuda, esa alegría que te hace olvidar la pena y esfuerzo de cultivar tus flores. Eso no lo pueden comprar y de eso esta hecha la vida. No todo esta escrito, no todo se logra, todo es un caminar, un intentar. Pero si en algún momento la vida te regala un instante de felicidad habrá que disfrutar, contemplar y guardarlo en la memoria. 
Carmen Alegre

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