Reflexión sobre Juan 12,1-10
Se
acercaba el tiempo de la Pascua,
en la casa el clima era confuso,
todos
se preguntaban qué le pasaba al maestro,
hace días que habla de muerte
y
de algo que no entienden.
En
ese momento María
despacio
se acerca
y lava los pies a su maestro
con
un perfume muy caro,
y secó los pies con sus cabellos.
Él
sintió su cariño, fue un acto sin palabras,
pero
decía: "te acompaño, estoy con vos".
Fue
un acto de
reconocimiento, de amor.
Los
demás murmuraron,
porque no entendieron este tipo de lenguaje,
Judas la miró y le reprochó,
su codicia no lo dejaba ver más allá
porque, en su egoísmo, sólo pensó en el negocio que se perdió
con
la excusa de los pobres,
robar
lo que había en la bolsa era su negocio.
Entonces
Jesús le contestó a este necio:
"Mientras no haya compartir,
mientras
haya gente como Judas habrá pobres".
No era una sentencia sino una advertencia
hacia su modo de actuar y de juzgar a los demás.
En cambio María supo que hacer,
quien necesita un abrazo,
un cariño, una sonrisa en el momento justo,
ese bonito perfume se llama solidaridad.
La casa se llenó del aroma,
y en ese pueblito de Betania
dos
modos de vida, de sentir y amar
se
enfrentaron;
Jesús eligió
y ahora nos
toca a nosotros.
Simplemente Carmen
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