sábado, 22 de marzo de 2014

Perfume de solidaridad

Reflexión sobre Juan 12,1-10

Se acercaba el tiempo de la Pascua,
en la casa el clima era confuso,
todos se preguntaban qué le pasaba al maestro,
hace días que habla de muerte
y de algo que no entienden.
En ese momento María 
despacio se acerca
y lava los pies a su maestro
con un perfume muy caro,
hasta rompió el frasco para no dejar nada
y secó los pies con sus cabellos.
Él sintió su cariño, fue un acto sin  palabras,
pero decía: "te acompaño, estoy con vos".
Fue un acto de reconocimiento, de amor.
Los demás murmuraron, 
porque no entendieron este tipo de lenguaje,
Judas la miró y le reprochó, 
su codicia no lo dejaba ver más allá
porque, en su  egoísmo, 
sólo pensó en el negocio que se perdió
con la excusa de los pobres,
robar  lo que había en la bolsa era su negocio.
Entonces Jesús le contestó a este necio:
"Mientras  no haya compartir,
mientras haya gente como Judas habrá pobres". 
No era una sentencia sino una advertencia
hacia su modo de actuar y de juzgar a los demás.
En cambio María supo que  hacer,
quien necesita un abrazo,
un cariño, una sonrisa en el momento justo,
ese bonito perfume se llama solidaridad.
La casa se llenó del  aroma, 
y en ese pueblito de Betania
dos modos de vida,  de sentir y amar
se enfrentaron;
Jesús eligió 
y ahora nos toca a nosotros.
Simplemente Carmen



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