“Canek,
el sabio maya, hablo a Guy, el niño frágil y noble de la hacienda:
-Mira
el cielo; cuenta las estrella.
-No
se pueden contar.
-Mira
la tierra, cuenta los granos de arena.
No
se pueden contar.
Cank
dijo entonces:
Aunque no
se conozcan existe un número de estrella y el número de granos de arena. Pero
lo que existe y no se puede contar y se siente aquí dentro exige una palabra
para decirlo. Esta palabra , en ese caso sería inmensidad. Es como una palabra
húmeda de misterio. Con ella no se necesita contar ni las estrella ni los
granos de arena. Hemos cambiado el conocimiento por la emoción, que es también la manera de penetrar
en la verdad de las cosas.”
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