También
les propuso otra parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un grano de
mostaza que un hombre sembró en su campo. En realidad, esta es la más pequeña
de las semillas, pero cuando crece es la más grande de las hortalizas y se
convierte en un arbusto, de tal manera que los pájaros del cielo van a
cobijarse en sus ramas".
Después
les dijo esta otra parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un poco
de levadura que una mujer mezcla con gran cantidad de harina, hasta que
fermenta toda la masa".
(Mateo 13:31-33)
Las parábolas recorren un camino, parten
de la vida, de lo que el pueblo conocía, sabía y entendía para llegar al mensaje
que nos quiere trasmitir, ese mensaje oculto, nuevo y bueno que sólo unos pocos
pueden acceder, y no es necesario tener un título universitario, sino el que
tenga oído para oír que oiga.
Para quien pudo tener entre sus manos
una semilla de mostaza pudo darse cuenta de la pequeñez de ese grano color
crema, y que como toda semilla guarda una fuerza interna capaz de crecer y dar
vida a su alrededor. A nosotras nos sucede igual, somos capaces de realizar las tareas que dan vida, devuelven sonrisas, entregan dignidad. Hay momentos que esto
parece salir espontáneamente, en nuestras familias y comunidades. En esta
parábola tenemos que poner la confianza no en nosotros y en nuestras acciones
sino que tarde o temprano los frutos se irán dando.
Pero hay veces que esto es más
difícil, y ahí pasamos a la otra parábola, la bella imagen de Dios como mujer, una
mujer que trabaja, que prepara el alimento para todos y todas. Volviendo a la
reflexión, esta mujer que también somos nosotras prepara todo pero esto implica
un esfuerzo, ya no se da naturalmente, y ahí se va mezclando la harina
y la levadura; lo que para nosotras pareciera que no sirve, un hongo que parece
impuro, sirve para elevar la masa y producir el pan para comer. Por eso no
debemos sacar las manos de la masa, nuestro esfuerzo vale. Hay un dicho que dice "con el mazo dando y a
Dios rogando", por eso las dos parábolas van juntas, porque debemos tener las
manos en la masa pero la confianza puesta en Dios, y así seguir en nuestra
tarea de realizar una sociedad mejor.
Simplemente Carmen
La amasadora: Foto Carmen |
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