Empezar un proyecto siempre nos llena de entusiasmo, ver los
materiales, con qué contamos, qué queremos hacer, y ya nos imaginamos cómo sería
terminado, tal vez para abrigar a alguien amado, quizás para regalar, o quién
sabe donde irá, son como las palabras que no tienen dueño. Y comenzamos la tarea de tejer, ir combinando
colores en estas tardes de invierno, y nuestras manos ya van bailando un vals conocido.
Y nuestros pensamientos vuelan, y con nuestro tejido también nuestros
sentimientos, nuestros sueños, nuestras esperanza. ¡Uhhh este punto se me escapó,
veré el modo de recuperarlo! Y seguimos nuestra tarea, de combinar palabras, tejer, textil, texto,
entonces con esta palabra puedo hacer una rima. ¡Qué bueno queda este color! Voy
disminuyendo puntos para cerrar la idea. Me falta la otra parte, con mi trabajo
me conecto con mis antepasadas, esas que me transmitieron el saber y ellas me
acompañan. Y cuando mi trabajo se terminó que feliz me siento, es para mi como
mi obra de arte, pero solo pocos pueden
ver todo lo que va detrás del tejido, pensamientos, sueños, pasado y futuro.
Simplemente Carmen
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