Mc 1, 14-20
En la Galilea de mi vida
y en el lago de mis días
estoy esperando,
realizando mi tarea cotidiana,
Parecía que todo estaba en calma,
pero no era así, la opresión se hacía sentir.
Y tú fijas tu mirada
me llamas por mi nombre
Pero ¿Quién puede resistir tu voz?
Dejare las redes de mi egoísmo
que me tenían atrapada,
te seguiré a donde vayas,
y en comunidad anunciaremos:
¡El Reino ha llegado!
y que buscamos una nueva sociedad.
Simplemente Carmen
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