miércoles, 23 de julio de 2014

Escuchamos los gritos de dolor y contruyamos la esperanza de vida de nuestro pueblo

  (Éxodo  3, 7. 10)
Este pequeño aporte a las comunidades se refuerza en las ideas:
Escuchar la realidad: abrir los ojos ante estas realidades de nuestras comunidades que nos impacta y nos duele,  no para quedarnos conmovidos sino para movilizarnos,  llevado a la vida los verbos que Dios realiza para su pueblo: ve, escucha, baja y libera. Teniendo en cuentas las distintas problemáticas que se presentan: desnutrición infantil, el desempleo, delincuencia, violencia, la educación, las adiciones, etc.
Construir la esperanza: Dentro del pueblo existen los gestos  que se manifiestan y dan vida y esperanza. Estas mediaciones  que se comprometen con la realidad y se ponen manos a la obra para dignificar  la vida de nuestro pueblo.
Para esto nos basamos en la lectura de Éxodo 3, 1-15
En este texto encontramos a Dios que ve, escucha, conoce y baja a liberar a su pueblo de la esclavitud. En estas acciones concretas revela su identidad y su esencia, es un Dios que se juega a favor de la vida y libertad del pueblo oprimido. Dios se presenta,  en primer lugar, como el Dios de los padres; contrapone la mirada divina que baja al clamor de los oprimidos que sube. El resto toma los motivos de la  de vocación/misión de Moisés, pero con un relieve particular en la respuesta de Dios: “yo estaré contigo”, el “ir al faraón” y “sacar a los israelitas” marca la meta, la liberación del pueblo. Desde esa promesa “yo estaré contigo” del v. 12 a,  está vinculado su  nombre, Yahvé, que tiene una relación muy probable con el verbo semítico “ser/estar”. Recuperar la memoria del éxodo, como se dice, implica también recuperar el nombre de Yahvé que los hebreos dieron a su Dios y que nuestro texto de Ex 3 liga fundacionalmente al acontecimiento de la liberación. Es el nombre de los oprimidos y liberados, no de los opresores. El faraón nunca lo pronuncia; los israelitas lo celebran con gozo (Ex 15,1ss). Por tanto, su nombre y su culto son vedados a los opresores. Para los oprimidos en cambio, aquel nombre resuena expansivamente desde la “memoria” del éxodo hasta los procesos actuales de liberación. Hay que recuperar el kerigma cristalizado en torno de este nombre. “Yahvé” es un nombre  para los hombres que luchan por la liberación
 A partir del texto, los interrogantes que son:
  • ¿Qué gritos, denuncias, problemas, plantea nuestra comunidad parroquial/barrial?
  • Ante la exclusión ¿Qué signos de esperanza podemos observar: cómo se organiza, qué realiza?
  • ¿Cómo nos comprometemos como cristianos ante las problemáticas o cómo nos sumamos a las respuestas de la comunidad?
A modo de oración proponemos: Escuchar El Propio Grito de Suny Torres m.c.

Escuchar el propio grito,
que resuena muy dentro
a veces con fuerza,
con broca con llanto.
A veces suave,
un murmullo, un suspiro,
pero grito al fin
escuchar el propio grito.

Que va confesando sus necesidades,
exponiendo sus búsquedas sinceras.

Que va desgranando ilusiones, 
desplegando sueños,
sembrando esperanza. (bis)
Escuchar el propio grito…

Lecturas propuestas para la celebración de la misa:
Éxodo 3, 7-11
Salmo.  103, 1-18
Gálatas 3, 26-4, 7
Evangelio Marcos 7, 31-37
En la Primera Lectura encontramos a Dios que ve, escucha, conoce y baja a liberar a su pueblo de la esclavitud. En estas acciones concretas revela su identidad y su esencia, es un Dios que se juega a favor de la vida y libertad del pueblo oprimido.
El salmo nos invita a celebrar las obras y las acciones de Dios no solo de manera individual sino en toda la comunidad (a partir del versículo 10, se desarrolla de manera plural) la misericordia de Dios toma sentidos cósmicos sobre todo con las más débiles.
En la lectura de Gálatas, el apóstol afirma que por la fe somos hijos de Dios sin distinciones (geográficas, sociales, políticas)  “No hay diferencias; judío, gentil, libre, esclavo, varón, mujer. El Espíritu nos hace llamarlo: Padre, por lo tanto, somos hermanos.
En el evangelio, La Buena Noticia, traspasa las fronteras geográficas (Decapolis, territorio de Tiro). El sordo mudo representa al pueblo que una vez liberado por Jesús, pregonara el Evangelio.
El Dios vida y liberador, nos bendiga y nos anime a anunciarlo, y a denunciar los modos que oprimen al pueblo.
                                                                                          Simplemente Carmen

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