(Éxodo
3, 7. 10)
Este pequeño aporte a
las comunidades se refuerza en las ideas:
Escuchar la realidad: abrir los
ojos ante estas realidades de nuestras comunidades que nos impacta y nos
duele, no para quedarnos conmovidos sino
para movilizarnos, llevado a la vida los
verbos que Dios realiza para su pueblo: ve, escucha, baja y libera. Teniendo en
cuentas las distintas problemáticas que se presentan: desnutrición infantil, el
desempleo, delincuencia, violencia, la educación, las adiciones, etc.
Construir la esperanza: Dentro
del pueblo existen los gestos que se
manifiestan y dan vida y esperanza. Estas mediaciones que se comprometen con la realidad y se ponen
manos a la obra para dignificar la vida
de nuestro pueblo.
Para esto nos basamos
en la lectura de Éxodo 3, 1-15
En este texto
encontramos a Dios que ve, escucha, conoce y baja a liberar a su pueblo de la
esclavitud. En estas acciones concretas revela su identidad y su esencia, es un
Dios que se juega a favor de la vida y libertad del pueblo oprimido. Dios se
presenta, en primer lugar, como el Dios
de los padres; contrapone la mirada divina que baja al clamor de los oprimidos
que sube. El resto toma los motivos de la de vocación/misión de Moisés, pero con un
relieve particular en la respuesta de Dios: “yo estaré contigo”, el “ir al
faraón” y “sacar a los israelitas” marca la meta, la liberación del pueblo. Desde
esa promesa “yo estaré contigo” del v. 12 a,
está vinculado su nombre, Yahvé, que
tiene una relación muy probable con el verbo semítico “ser/estar”.
Recuperar la memoria del éxodo, como se dice, implica también recuperar el
nombre de Yahvé que los hebreos dieron a su Dios y que nuestro texto de Ex 3
liga fundacionalmente al acontecimiento de la liberación. Es el nombre de los
oprimidos y liberados, no de los opresores. El faraón nunca lo pronuncia; los
israelitas lo celebran con gozo (Ex 15,1ss). Por tanto, su nombre y su culto
son vedados a los opresores. Para los oprimidos en cambio, aquel nombre resuena
expansivamente desde la “memoria” del éxodo hasta los procesos actuales de
liberación. Hay que recuperar el kerigma cristalizado en torno de este nombre.
“Yahvé” es un nombre para los hombres
que luchan por la liberación
A partir del texto, los interrogantes que son:
- ¿Qué gritos, denuncias, problemas, plantea nuestra comunidad
parroquial/barrial?
- Ante la exclusión ¿Qué signos de esperanza podemos observar: cómo
se organiza, qué realiza?
- ¿Cómo nos comprometemos como cristianos ante las problemáticas o
cómo nos sumamos a las respuestas de la comunidad?
A modo de oración
proponemos: Escuchar El Propio Grito de Suny Torres m.c.
Escuchar el propio
grito,
que resuena muy
dentro
a veces con fuerza,
con broca con llanto.
A veces suave,
un murmullo, un
suspiro,
pero grito al fin
escuchar el propio
grito.
Que va confesando sus
necesidades,
exponiendo sus
búsquedas sinceras.
Que va desgranando
ilusiones,
desplegando sueños,
sembrando esperanza.
(bis)
Escuchar el propio
grito…
Lecturas propuestas para la celebración de la
misa:
Éxodo 3, 7-11
Salmo.
103, 1-18
Gálatas 3, 26-4, 7
Evangelio Marcos 7,
31-37
En la Primera Lectura encontramos a
Dios que ve, escucha, conoce y baja a liberar a su pueblo de la esclavitud. En
estas acciones concretas revela su identidad y su esencia, es un Dios que se
juega a favor de la vida y libertad del pueblo oprimido.
El salmo nos invita a celebrar las obras y las
acciones de Dios no solo de manera individual sino en toda la comunidad (a
partir del versículo 10, se desarrolla de manera plural) la misericordia de
Dios toma sentidos cósmicos sobre todo con las más débiles.
En la lectura de Gálatas, el apóstol afirma
que por la fe somos hijos de Dios sin distinciones (geográficas, sociales,
políticas) “No hay diferencias; judío,
gentil, libre, esclavo, varón, mujer. El Espíritu nos hace llamarlo: Padre, por
lo tanto, somos hermanos.
En el evangelio, La Buena Noticia , traspasa las
fronteras geográficas (Decapolis, territorio de Tiro). El sordo mudo representa
al pueblo que una vez liberado por Jesús, pregonara el Evangelio.
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