lunes, 7 de abril de 2014

Mujeres en la Hitoria: Julieta Lanteri

Por una democracia para todas
“Los derechos no se mendigan, se conquistan,
 ese es el espíritu que nos anima a continuar la lucha”.

Nacida en Cuneo, en la región de Piamonte,  Italia en 1873 bajo el nombre de Julia Magdalena Angela Lanteri, aún era una pequeña niña de sólo seis años de edad cuando llegó a la Argentina junto a sus padres inmigrantes, quienes buscaban un lugar donde establecerse y echar raíces, y sin saberlo llegaron precisamente al que sería el lugar en el mundo para Julieta.
Durante muchos años la familia Lanteri residió primero en Buenos Aires y luego en la ciudad de La Plata, trabajando día y noche para darle a su hija la oportunidad que ellos no habían podido tener. Así fue que Julieta ingresó al prestigioso Colegio Nacional, y posteriormente, al cumplir los 18 años comenzó la carrera de Medicina en la Universidad. Para lograr su sueño debió luchar contra una sociedad machista, además de solicitar un permiso especial al decano de la alta casa de estudios, ya que por aquella época las ciencias de la salud eran una profesión negada a las mujeres.
De esta manera, se convirtió en la sexta médica que logró obtener su título en el país, y al poco tiempo comenzó una gran amistad con la Dra. Cecilia Grierson, con quien fundó la Asociación Universitaria Argentina. Pero además, aquella amistad también había surgido debido a los profundos pensamientos feministas que ambas compartían, y que en definitiva las hicieron luchar de manera permanente para conseguir que la sociedad tomara conciencia del respeto hacia los derechos de las mujeres.
Aquella ideología la llevó en 1906 a integrar el Centro Feminista del Congreso Internacional del Libre Pensamiento, que se llevó a cabo en Buenos Aires, y en el que participaron mujeres que cambiarían por completo la historia de la Argentina, como es el caso de Alicia Moreau, Sara Justo y Elvira Rawson, entre otras, y cuya labor se centró en el reclamo permanente por los derechos cívicos femeninos en la Argentina.
Junto a la primera médica egresada la Dra. Cecilia Grierson, fundó en 1904, la Asociación Universitaria Argentina, con el objetivo de que más mujeres accedieran a la educación universitaria. En 1906 integró el Centro Feminista del Congreso del Libre Pensamiento que se hizo en Buenos Aires, junto a otras feministas como Elvira Rawson, Sara Justo, Petrona Eyle y Cecilia Grierson, que reclamaban por los derechos cívicos de la mujer. Junto con su amiga Raquel Camaña, se interesó por los derechos políticos de la mujer y  por la situación de la infancia. En 1911, ambas fundaron la Liga pro Derechos de la Mujer y del Niño, que dos años después organizó el Primer Congreso del Niño en nuestro país.
En 1910, al nacionalizarse argentina y en el contexto del debate sobre la reforma electoral que llevaría a la llamada Ley Sáenz Peña, la doctora Lanteri hizo una presentación judicial muy particular: reclamó que se le reconocieran plenos derechos como ciudadana, incluidos los políticos. Lo más curioso es que el fallo de primera instancia, luego refrendado por la Cámara Federal, resultó favorable. El juez E. Claros decía: “Como juez tengo el deber de declarar que su derecho a la ciudadanía está consagrado por la Constitución y, en consecuencia, que la mujer goza en principio de los mismos derechos políticos que las leyes, que reglamentan su ejercicio, acuerdan a los ciudadanos varones, con las únicas restricciones que, expresamente, determinen dichas leyes, porque ningún habitante está privado de lo que ellas no prohíben”.
Fue así que el 16 de julio de 1911 Julieta Lanteri fue la primera mujer incorporada a un padrón electoral argentino, y en las elecciones del 26 de noviembre de ese año fue la primera sudamericana que pudo votar. Lo hizo en la mesa 1 de la segunda sección electoral de la Capital Federal, en el atrio de la iglesia de San Juan donde el presidente de mesa era nada menos que el historiador Adolfo Saldías, “quien le manifestó su satisfacción por haber firmado la boleta de la primera sufragista sudamericana”.
La reforma electoral sancionada en febrero de 1912, que democratizaba el sistema electoral al disponer su carácter secreto y obligatorio, imposibilitó que las mujeres recurriesen al trámite seguido por Julieta Lanteri unos meses antes. Al establecer que el padrón electoral correspondería al empadronamiento para el servicio militar, restringido a los ciudadanos varones, la ley “expresamente” establecía una “restricción”. Julieta exigió que se la incluyese en el padrón militar, pero no la aceptaron, lo que no impidió que siguiera luchando y fuera por más: ahora daría batalla para ser candidata. Presentó ante la Junta escrutadora el siguiente escrito: “siendo ciudadana argentina, por nacionalización y, en virtud de sentencia de la Corte Suprema, no figura mi nombre en el padrón electoral, no obstante las gestiones que he realizado con tal propósito. Creo, sin embargo, que ello no constituye impedimento alguno para la obtención del cargo de diputado, y ya que la Constitución Nacional emplea la designación genérica de ciudadano sin excluir a las personas de mi sexo, no exigiendo nada más que condiciones de residencia, edad y honorabilidad, dentro de las cuales me encuentro, concordando con ello la ley electoral, que no cita a la mujer en ninguna de sus excepciones”.
E inmediatamente decidió crear su propia agrupación, bajo la denominación de Partido Nacional Feminista, fundado en el mes de abril de 1919 y con el cual Julieta Lanteri se presentó como candidata a diputada. Esto la convirtió en la primera mujer candidata política. Sus folletos inundaron las calles de Buenos Aires, y muy pronto su slogan fue reconocido popularmente: “En el Parlamento una banca me espera, llevadme a ella”. En los comicios alcanzó a conseguir un total de 1730 votos, por supuesto todos masculinos, ya que las mujeres aún no habían conseguido el derecho a votar.
Su candidatura no alcanzó las cifras esperadas y Lanteri no pudo ingresar al parlamente. No obstante, jamás se desanimó y decidió continuar en la lucha, para lo cual convocó a Alicia Moreau de Justo para desarrollar un empadronamiento provisorio femenino, y luego de aquello, un simulacro de votación, el cual tuvo lugar en plena Plaza Flores logrando la participación de más de 4000 mujeres.
Finalmente, su lucha valió la pena, y en 1920 fue incluida en la lista del Partido Socialista junto a Alicia Moreau de Justo y el Senador Dr. Juan B. Justo. En 1924, año en que triunfó el Dr. Alfredo Palacios, Julieta lo siguió en cantidad de votos obtenidos y su preponderancia en la política nacional creció notablemente. Aquello la convirtió en un personaje temible para ciertos sectores poderosos del país, por lo que cada vez cosechó más enemigos.
El final de su vida llegaría abruptamente el 23 de febrero de 1932, cuando en un extraño accidente un vehículo la atropelló en la esquina porteña de Diagonal Norte y Suipacha. Julieta Lanteri tenía 59 años, y si bien la muerte acalló su voz, su lucha fue heredada por miles de mujeres que siguieron sus pasos, y que finalmente lograron que en el año 1947, gracias a la iniciativa constante de María Eva Duarte de Perón, se sancionara la Ley 13.010, que permitió a las mujeres acceder a las urnas, participando políticamente en el sistema democrático argentino. 

Su última vivienda se conserva en la localidad de Berazategui,
actual panadería "
La Chaqueña" situada en Mitre 2379 entre 23 y 24.

Fuente: Graciela Marker Para Planeta Sedna


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