miércoles, 23 de abril de 2014

María Magdalena, discípula y testigo

María Magdalena fue y les dijo a los discípulos
que había visto al Señor, y les contó
todo lo que él había dicho. (Juan  20, 18)

María Magdalena[1] (en griego koiné: Μαρία Μαγδαληνή) es mencionada, tanto en el Nuevo Testamento canónico como en varios evangelios apócrifos, se destaca como una distinguida discípula de Jesús de Nazaret. Perteneció al grupo de quienes seguían, servían y subieron junto a Jesús desde Galilea a Jerusalén.
Obra de Tiziano
La información sobre María Magdalena en los evangelios canónicos es escasa. Es citada en cuatro hechos diferentes, pero relevantes,: Mateo, Marcos y Juan la nombran en el momento de la muerte y resurrección de Jesús; Lucas nos trae la cuarta mención (8,1-3) «Le acompañaban los doce y algunas mujeres que habían sido curadas de enfermedades y espíritus malignos: María, llamada Magdalena, de la cual habían salido siete demonios […]». Esto dio lugar a muchas controversias sobre su persona, algunos estudiosos indican que María tenía una dolencia física o psicológica, pero de ninguna manera esto indica una mala conducta moral. Más adelante vamos a ver como se la confunde con otras mujeres del nuevo testamento con el fin de estigmatizarla.
En compañía de otras mujeres, fue la primera testigo de la resurrección, según una tradición en la que concuerdan los cuatro evangelios. Después comunicó la noticia a Pedro y a los demás apóstoles. Según un relato que sólo aparece en el evangelio de Juan, fue testigo de una aparición de Jesús resucitado. Podemos por esto decir que María Magdalena es también apóstol, ya que esta palabra significa enviado, y ella es enviada a los discípulos a anunciar la resurrección. Rescatar a María es rescatar los orígenes del cristianismo donde las mujeres tuvieron un papel importante.

Identificación con otros personajes
Los citados anteriormente son los únicos pasajes de los evangelios canónicos en los que se nombra a María de Magdala. La tradición cristiana occidental (católica), sin embargo, aunque sin apoyarse en evidencias textuales de ningún tipo, ha identificado con María Magdalena a otros personajes que aparecen en el Nuevo Testamento:
La mujer adúltera a la que Jesús salva de la lapidación, en un episodio que sólo relata el evangelio de Juan (8, 2-11)
Se identifica también con la María del episodio de la disputa entre Marta y María. (Lucas 10, 38-42)
La mujer que unge con perfumes los pies de Jesús y los enjuga con sus cabellos antes de su llegada a Jerusalén según otros evangelios, cuyo nombre no se menciona. La unción tuvo lugar durante el ministerio en Galilea. (Marcos 14, 3-9; Mateo, 26,6-13), y Lucas agrega que ésta mujer era pecadora (7, 36-50). Entonces una mala interpretación estableció a  María Magdalena como “pecadora” y "prostituta"; esta versión fue difundida por algunos teólogos en los siglos III y IV, y luego fue reafirmada en un sermón que el papa Gregorio I dio en el año 591.  Esta teoría gozó de mucha popularidad en el siglo XIX y constituyó un tema frecuente en la iconografía cristiana occidental.

María Magdalena en los evangelios apócrifos
 El evangelio de Pedro sólo menciona a María Magdalena en su papel de testigo de la resurrección de Jesús:
"A la mañana del domingo, María, la de Magdala, discípula del Señor -atemorizada a causa de los judíos, pues estaban rabiosos de ira, no había hecho en el sepulcro del Señor lo que solían hacer las mujeres por sus muertos queridos-, tomó a sus amigas consigo y vino al sepulcro en que había sido depositado."
En al menos dos de los textos gnósticos coptos encontrados en Nag Hammadi, el evangelio de Tomás y el evangelio de Felipe, María Magdalena aparece mencionada como discípula cercana de Jesús, en una relación tan cercana como la de los apóstoles. En el evangelio de Tomás hay dos menciones de Mariham (logia 21 y 114) que, según los estudiosos, hacen referencia a María Magdalena. La segunda mención forma parte de un pasaje enigmático que ha sido objeto de muy variadas interpretaciones:
Simón Pedro les dijo: «¡Que se aleje Mariham de nosotros!, pues las mujeres no son dignas de la vida». Dijo Jesús: «Mira, yo me encargaré de hacerla macho, de manera que también ella se convierta en un espíritu viviente, idéntico a vosotros los hombres: pues toda mujer que se haga varón, entrará en el reino del cielo»..
En el evangelio de Felipe (log. 32) es considerada la compañera (κοινωνος) de Jesús:
Tres (eran las que) caminaban continuamente con el Señor: su madre María, la hermana de ésta y Magdalena, a quien se designa como su compañera [κοινωνος]. María es, en efecto, su hermana, su madre y su compañera..
Por último, otra importante referencia al personaje se encuentra en el evangelio de María Magdalena, texto del que se conservan sólo dos fragmentos griegos del siglo III y otro, más extensos, en copto, del siglo V. En el texto, tres apóstoles discuten acerca del testimonio de María Magdalena sobre Jesús. Andrés y Pedro desconfían de su testimonio, y es Leví (el apóstol Mateo) quien defiende a María.
Por lo visto María Magdalena tenía un papel fundamental también en estos evangelios y diputa el liderazgo a Pedro.
Icono de la Iglesia ortodoxa: Santa María Magdalena

“Si las mujeres debieran permanecer en silencio, 
entonces no tendríamos ningún testimonio de la resurrección.”  
Jürgen Moltann



[1] Magdalena es un apelativo por su lugar de procedencia, ya que deriva de  Magdala, que significa en hebreo, atalaya, torre. En los evangelios no se dice donde estaba está ciudad. EL historiador Flavio Josefo la llama por su nombre en griego: Taríquea, y se ubica a los márgenes del río de Galilea, Al norte de Tiberías y al Sur de Cafarnaúm. Actualmente se encuentra allí una población llamada Mijdal donde diversos trabajaos arqueológicos descubrieron elementos del siglo I

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